Escribí esto como parte de una tarea para mi clase de géneros, la comparto, aunque disculpen el tono solemne y serio... en un post venidero ya hablaré de mis emociones y experiencias que creánme, les tengo que contar...
A lo largo de América latina, el público infantil es ignorado, poco tomado en cuenta, o subestimado en el mejor de los casos. Cuando se piensa en producciones de programas infantiles, se habla de las grandes producciones estadounidenses, basura televisiva, en su mayoría o una que otra canadiense, con un poco más de calidad. La trama simple y el argumento forzado a la moraleja, pareciera la fórmula de cajón para la mayoría de producciones latinoamericanas, que pretenden la imitación de las ya creadas en los países del norte. Sin embargo, esto está cambiando y prueba de ello es 31 minutos, programa chileno realizado desde 2003 y que recientemente, Marzo de 2008, estrenó la película.
31 minutos: la película, fue en más de un sentido un reto para sus realizadores. Por un lado se buscaba romper con el formato seguido en los programas de televisión, y a la vez que este reconocido programa con títeres no perdiera su esencia al cruzar a la pantalla grande. Esto era realizar principalmente, un producto de calidad, hecho con un presupuesto decente y sobre todo, con un contenido inteligente capaz de entretener a chicos y grandes por igual. Por otra parte, la presión que tenía la película era mucha, ya que es la producción más cara en la historia de Chile, por lo que la apuesta por una película infantil de estas características fue muy fuerte.
Finalmente la manera en la que se resolvieron ambos intereses ha sido muy favorable. 31 minutos: la película, es un producto de calidad, que en efecto entretiene a toda la familia, y no con los chistes de tendencia lineal como podría pensarse. Por el contrario, ésta maneja dos discursos en líneas paralelas, lo que enriquece la trama. Está la interpretación infantil y lineal que predomina y es evidente, y el sentido subyacente en la infinidad de bromas irónicas, sarcásticas y referencias a política, finanzas entre otras cuestiones, que los adultos tenemos a bien agradecer en una película de corte para niños.
A pesar de los comentarios como una película híper producida, 31 minutos es, en mi opinión, una realización muy bien lograda que refleja a través del secuestro de Juanin Juan Harry, una realidad que sobrepasa los límites de la fantasía en la ciudad de Titiriquén. Con aventuras fantásticas, nuevos personajes, y una historia fuera de la localización del estudio habitual de la teleserie; 31 minutos: la película, revive los valores de amistad y lealtad a pesar de los defectos y diferencias de carácter. Haciendo de ella una invitación para todo público, que guste de un humor simple, pero inteligente, más allá de las superproducciones de Disney-Pixar, cuya falta de originalidad ya cae en lo ridículo.
A pesar de su corta duración, esta película es una historia para apreciarse y reírse de principio a fin. Sin duda se extrañan cuestiones clásicas de la serie, sin embargo, no son determinantes para descontextualizar a nuestros entrañables personajes en sus nuevas aventuras. En efecto, esta es una producción que a pesar de sus limitaciones no le pide nada a ninguna de los países vecinos, por el contrario tiene mucho que enseñar. Por ejemplo, el hecho de que una imaginación flexible, una buena inversión del presupuesto y una excelente historia, contada de manera estructurada y adecuada, no requiere grandes efectos especiales, ni animaciones millonarias, para realizar un producto final decoroso, digno de verse y disfrutarse.
En este sentido, cuando hablamos de cuánta producción infantil existe en nuestro país y nos encontramos con las animaciones del “Chavo del 8”, por enésima vez consecutiva, la frase de Juan Carlos Bodoque, en la película, nos hace reflexionar: “¡salgan de la jaula! Brutos, de eso se trata la libertad.” En un país enjaulado por la ignorancia y la falta de buen contenido, el sabor de boca de una buena historia con una narrativa maravillosa y un montón de imaginación, como lo es ésta, nos recuerdan que la jaula no siempre tiene la misma forma. ¿Cuánto tiempo más estaremos enjaulados en la imitación y en la falta de producciones decentes, pero sobre todo inteligentes para lo que se dice el futuro del país?
Mientras formulamos la respuesta a la pregunta, y a que se decidan a estrenar 31 minutos: la película, en nuestro país, Canal 11 estrenará la tercera temporada de la serie en televisión. Así como también, editorial planeta editará los libros ‘Rojo’ y ‘Verde’ de Juan Carlos Bodoque, entre otras sorpresas, para los seguidores de esta serie que cada día son más y no necesariamente niños.
“¡Salgan de la jaula! Brutos, de eso se trata la libertad”
A lo largo de América latina, el público infantil es ignorado, poco tomado en cuenta, o subestimado en el mejor de los casos. Cuando se piensa en producciones de programas infantiles, se habla de las grandes producciones estadounidenses, basura televisiva, en su mayoría o una que otra canadiense, con un poco más de calidad. La trama simple y el argumento forzado a la moraleja, pareciera la fórmula de cajón para la mayoría de producciones latinoamericanas, que pretenden la imitación de las ya creadas en los países del norte. Sin embargo, esto está cambiando y prueba de ello es 31 minutos, programa chileno realizado desde 2003 y que recientemente, Marzo de 2008, estrenó la película.
31 minutos: la película, fue en más de un sentido un reto para sus realizadores. Por un lado se buscaba romper con el formato seguido en los programas de televisión, y a la vez que este reconocido programa con títeres no perdiera su esencia al cruzar a la pantalla grande. Esto era realizar principalmente, un producto de calidad, hecho con un presupuesto decente y sobre todo, con un contenido inteligente capaz de entretener a chicos y grandes por igual. Por otra parte, la presión que tenía la película era mucha, ya que es la producción más cara en la historia de Chile, por lo que la apuesta por una película infantil de estas características fue muy fuerte.
Finalmente la manera en la que se resolvieron ambos intereses ha sido muy favorable. 31 minutos: la película, es un producto de calidad, que en efecto entretiene a toda la familia, y no con los chistes de tendencia lineal como podría pensarse. Por el contrario, ésta maneja dos discursos en líneas paralelas, lo que enriquece la trama. Está la interpretación infantil y lineal que predomina y es evidente, y el sentido subyacente en la infinidad de bromas irónicas, sarcásticas y referencias a política, finanzas entre otras cuestiones, que los adultos tenemos a bien agradecer en una película de corte para niños.
A pesar de los comentarios como una película híper producida, 31 minutos es, en mi opinión, una realización muy bien lograda que refleja a través del secuestro de Juanin Juan Harry, una realidad que sobrepasa los límites de la fantasía en la ciudad de Titiriquén. Con aventuras fantásticas, nuevos personajes, y una historia fuera de la localización del estudio habitual de la teleserie; 31 minutos: la película, revive los valores de amistad y lealtad a pesar de los defectos y diferencias de carácter. Haciendo de ella una invitación para todo público, que guste de un humor simple, pero inteligente, más allá de las superproducciones de Disney-Pixar, cuya falta de originalidad ya cae en lo ridículo.
A pesar de su corta duración, esta película es una historia para apreciarse y reírse de principio a fin. Sin duda se extrañan cuestiones clásicas de la serie, sin embargo, no son determinantes para descontextualizar a nuestros entrañables personajes en sus nuevas aventuras. En efecto, esta es una producción que a pesar de sus limitaciones no le pide nada a ninguna de los países vecinos, por el contrario tiene mucho que enseñar. Por ejemplo, el hecho de que una imaginación flexible, una buena inversión del presupuesto y una excelente historia, contada de manera estructurada y adecuada, no requiere grandes efectos especiales, ni animaciones millonarias, para realizar un producto final decoroso, digno de verse y disfrutarse.
En este sentido, cuando hablamos de cuánta producción infantil existe en nuestro país y nos encontramos con las animaciones del “Chavo del 8”, por enésima vez consecutiva, la frase de Juan Carlos Bodoque, en la película, nos hace reflexionar: “¡salgan de la jaula! Brutos, de eso se trata la libertad.” En un país enjaulado por la ignorancia y la falta de buen contenido, el sabor de boca de una buena historia con una narrativa maravillosa y un montón de imaginación, como lo es ésta, nos recuerdan que la jaula no siempre tiene la misma forma. ¿Cuánto tiempo más estaremos enjaulados en la imitación y en la falta de producciones decentes, pero sobre todo inteligentes para lo que se dice el futuro del país?
Mientras formulamos la respuesta a la pregunta, y a que se decidan a estrenar 31 minutos: la película, en nuestro país, Canal 11 estrenará la tercera temporada de la serie en televisión. Así como también, editorial planeta editará los libros ‘Rojo’ y ‘Verde’ de Juan Carlos Bodoque, entre otras sorpresas, para los seguidores de esta serie que cada día son más y no necesariamente niños.
1 comentario:
El libro rojo de Juan Carlos Bodoque?
Eso suena a Mao...después de verlo disfrazado de Marcos ya nada me sorprende del todo
Te amo..
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