18/03/09

Radiohead: felizmente deprimida

Fui a recoger mi boleto muy temprano, ya que éste viajo desde monterrey gracias a los vientos de casualidades agradables hasta mis manos en el DF. Me había resignado a no ir y hasta me convencí de que era lo mejor, sobre todo por el efecto que la música del grupo me provoca. Pero finalmente cuando se dio la oportunidad, lo hice, dije Sí, compre el boleto y heme a las 11:30 AM en el foro sol dispuesta a recogerlo, a entrar y por supuesto: a deprimirme. (Por que honestamente dadas las circunstancias no esperaba otra cosa de mi vida)
Así que fui, y me puse a bobear por el mercadito, playeras la mayoría muy feas o con diseños muy malos, tazas, algunas muy bonitas pero con un sobreprecio exagerado, orejitas de panda con foquitos que despertaron mi codicia y carteles simples aunque nada realmente deseable. Perfilaba un día con calor que se volvió bochorno al llegar al foro y descubrir con un gusto culpable, el gusanito de la emoción y expectativa del fracaso. Radiohead hacía soundcheck y se escuchaba claramente. Thom Yorke cantaba maravillosamente y el sonido era nítido como mis recuerdos y mis neuronas distraídas ante el piano que me llenaba de alegría…
De pronto no surprises me sorprendió y me hizo pensar en lo obvio: ‘si la tocan hoy en la noche lloraré como estúpida sorprendida’. Funesto vaticinio… así fue…
Pero el oráculo de Delfos aún tenía mucho que decir. Y yo apenas era una ridícula que caminaba con una sonrisa simulada en los labios mientras mi mente pensaba en nada salvo fake plastic trees repitiéndose ad infinitum…
Terminó el soundcheck y con ello, me fui a mi casa, comí intenté dormir un poco, intente despejarme… pero era inevitable, estaba comfortably numb y emocionada
Me fui al concierto, llegué y le di dos vueltas al foro sol para lograr entrar a la zona naranja, afortunadamente techada y con asientos. A estas alturas de mi vida, ya no aguanto los generales, además están por demás, soy muy pequeña y rara vez veo algo. Las gradas son mis amigas y cuando llegué a mi asiento número trece de la NA-28 Fila 20, sentí que lo que cumplía era una especie de destino edípico, es decir, inevitable y funesto, como todas las tragedias. Ahí estaba, convencida emocionada, y ahora también preocupada ¿qué hacía yo jugando con mis emociones de tal forma cuando lo que menos necesito es inestabilidad?
La pregunta se diluía en los sonidos de Kraftwerk, tenía que estar atenta, mi novio me pidió llamarle en pocket calculator y yo no tenía idea de que demonios era eso… mi conocimiento al respecto del grupo se limitaba a ‘son música electrónica con clase’. Ellos fueron una grata compañía. Son, no sólo buena música sino interesante, de ese tipo de simpleza que se aprecia y disfruta en más de un sentido, y además se agradece. Miraba al grupo y la calculadora no llegó. Mi novio que escuchaba el concierto desde afuera (por que él si no logró conseguir boleto, aunque no era tan necesario ya que no era tan fan de Radiohead como de Kraftwerk) escuchó lo que requería sin problemas. Bueno al menos no muchos….
Cuando kraftwerk terminó, pasaron unos 40 minutos que me supieron a eternidad entre la emoción y la espera del destino.
De pronto las luces se apagaron y las guitarras y teclados iniciaban lo que sería una especie de misa, para todos aquellos que esperamos este concierto como uno de los imposibles, que cada día me doy cuenta, no son tan imposibles después de todo y terminan por llegar en algún punto.
Y así el destino se cumplía y yo lloraba. Es difícil explicar lo que Radiohead significa para mí. No crecí con ellos, me recuerdan cosas gratas pero tampoco son parte aguas en mi vida, no son el soundtrack de mi vida, y salvo un evento muy desagradable por cierto, nada importante ocurrió con algunas de sus canciones. Sin embargo, su música logra un impacto importante en mía, es imposible que me quedara inocua ante ella. Me desespera, me enloquece, me encanta y la odio, pero no me es indiferente. En cierto sentido, Radiohead es un grupo al cual evito, dada su incidencia en mi persona, pero a la vez me es inevitable y siempre de una u otra forma regreso a él con cariño renovado.
Radiohead me llevó, y no sólo a mí, a un estado de conflicto emotivo y psicológico, que te obliga a desconectar tu ser para ser parte de algo mucho más aformo e intangible. Una especie de estado anímico de ataraxia, una asíntota emotiva evaluada en una función plenamente racional. Si con muse me perdí y de pronto tenía yo 17 años; con Radiohead me diluí hasta dejar de ser yo. Desaparecí.
Quería tirarme al suelo, o al as drogas lo que sucediera primero, no fue nada. Las luces se encendieron y de pronto ‘everything in its right place’ de nuevo… sonreí me limpié las lágrimas y salí de ahí con el caos en mi cerebro renovado y transpirando una especie de vacío inexplicable. Mi amor de falso plástico se había vuelto realidad y yo de carne hueso nuevamente quedaba diluida en un gris contestatario. Una revuelta interna desde las profundidades anómicas… sí todo fue un cúmulo de oximorones…
Cada una de las canciones desde there there, hasta national anthem, idoteque (que por fin puedo oír con gusto) optimistic, me arrancaron sonrisas amargas, mi optimismo fingido había fracasado y con No surprises y fake plastic trees, decidí que estaba perdida y me dejé arrastrar al caos y al torrente depresivo que yo sabía, no evitaría so pena de aislarme emocionalmente cosa que honestamente, no quería.
Si el concierto del domingo o el lunes fue el mejor, si debían o no tocar Creep en ambos o el porqué lo hicieron, si se les olvidaron las canciones, si fue el mejor concierto de la década sale sobrando. Me parecen discusiones baratas, y daré mi postura al respecto. 1. no hay tal cosa como mejores conciertos, ya que cada uno desprende una energía única e irrepetible, son diferentes y cada quien lo disfruta como mejor puede dentro de sus posibilidades. 2. Creep es una canción del grupo odiada por los fans dada su ‘comercialidad’ tal vez, pero es innegable que es una excelente canción que definió una época, tal vez no de mis favoritas, pero indiscutible que se ganó o no un lugar en el setlist. 2.1 la tocaron por que quisieron, les nació, muchos lo agradecieron, me parece que a nadie le dañó que lo hicieran, ¿cuál es el problema? 3. todos somos humanos y además “we are accidents waiting to happen” honestamente los errores no demeritaron en nada la calidad del concierto. 4. Lo fue si así lo consideras, ¿quién puede argumentar racionalmente lo que artísticamente está delimitado al mero sentido emocional?
Bueno damas y caballeros ahí me reseña de Radiohead, más crónica personal que otra cosa, pero para leer las notas, ahí están los diarios… yo les cuento lo que sentí, y espero les sirva. Por lo pronto me iré a tirar al suelo…
Me parece lo más coherente dada la canción que escucho. (Sí Fake plastic trees, no soy capaz de escuchar otra cosa. Ya estoy mal y no hacerlo, me pone peor)

el setlist del 15 de marzo

1. 15 Step

2. Airbag

3. There There

4. All I Need

5. Nude

6. Weird Fishes/Arpeggi

7. The Gloaming

8. National Anthem

9. Faust Arp

10. No Surprises

11. Jigsaw Falling Into Place

12. Lucky

13. Reckoner

14. Optimistic

15. Idioteque

16. Fake Plastic Trees

17. Bodysnatchers

Encore 1

18. Videotape

19. Paranoid Android

20. House of Cards

21. My Iron Lung

22. Street Spirit (fade out)

Encore 2

23. Pyramid Song

24.- Just

25. Everything In Its Right Place


25 y les faltaron a mi gusto 3: knives out, high and dry y Karma Police. esta última redimida en el concierto del 16...
Les dejo una caricatura que de plano me pareció suprema:
Para más de esta magnífica tira visiten: http://www.perrogatoyardilla.blogspot.com/

07/03/09

Una reflexión sobre la muerte

La muerte no te duele hasta que te familiarizas con ella. Cuando te rodea desde etapas tempranas, puede que te acostumbres a su presencia, pero la indiferencia, esa que por lo regular te permite evitar las emociones, no llega jamás.
La muerte duele más cuando te vuelves empática con ella, con el dolor del muerto por dejar lo conocido y adentrarse – en el mejor de los casos- a cualquier otro momentum incierto, pero también al volverte empático con aquellos a quienes la reciente no existencia de ese ser, conmociona. La muerte compartida, es muy dolorosa.
Duele a razón de no sé qué glándula o emoción en nuestros hipotálamos, pero lo hace. Quizá por que la conciencia de que todos, absolutamente todos, pasaremos por ella tarde o temprano, llega con cada episodio como un recordatorio non grato.
En este sentido de universalidad de la muerte, no me refiero sólo al hecho de estar muerto. Eso, para el caso, resulta en el instante más cómodo de la situación. Morir, porque hay que hacerlo, por que desde que aspiramos nuestro primer aliento, y tenemos esa ánima, comenzamos a oxidarnos en la paradoja certera de la vida. Con cada respiro vital, nos oxidamos más, envejecemos y por lo tanto morimos. No, morir no es lo complicado, ¿cómo podría? si es lo que hacemos en cada momento y de forma automática.
Lo difícil, -y a eso me refiero- es la pérdida que todos viviremos cuando nuestras personas queridas, cesan en su compañía y de pronto nos enfrentamos -como si no fuera cosa de todos los días-, con una soledad renovada que nos recuerda que, en este mundo, sólo estás tú y lo demás, es transitorio… Este hecho, encubre a la otra paradoja: sí, todo es transitorio en nuestras vidas, pero todo eso, seguiría inmutable por nuestra ausencia.
Nuestra vida, aquella que cuidamos, valoramos y protegemos como única, factor indispensable y por sobretodo maravillosa para el que vive, podría dejar de ser y eso no afectaría en nada el comportamiento de las cosas en la macroesfera. El universo, se seguirá expandiendo, ¿cómo podemos pensar que la muerte alteraría ese principio?
El universo se expande y nosotros morimos.
Morimos cada día y en cada respiro. Y la muerte entre más cercana, entre más constante, con mayores recordatorios, nos hace desistir de la indiferencia para abrazarnos al dolor de la empatía. Aunque ésta, sea momentánea y el instante superfluo. Aunque su aparición –la de la muerte- sea transitoria una vez más en nuestras vidas.
Vivimos la muerte porque no hay otra manera de sentirla y abrazarla en todo su esplendor, porque no hay otra manera de sentirnos tan humanos, tan frágiles, tan transitorios; porque sólo así nos sentimos vivos.
La adolecemos, porque somos humanos y como tales, es imposible escapar de su compañía. Nos acostumbraremos a ella, a sentirla cerca, pero serle indiferente, esa falta emotiva, por desgracia y para fortuna no llega nunca…
PD: Requiescat In Pace a todos aquellos que han muerto y han sido aplaudidos en su funeral.