18/10/09

¿Quién demonios son los vándalos?

Durante mediados de los años ochenta el fenómeno de la violencia en el futbol o el ‘Hooliganismo’ surgió en los medios de información como una novedad morbosa y que se creía, estaba fuera de contexto del clásico y famoso frío comportamiento británico. Bill Bufford, se da a la tarea de investigar esta violencia situacional a fondo, desechando sus prejuicios a favor de una meta más grande: la comprensión de los acontecimientos. Se introduce así en una fuerte relación de amor-odio con este fenómeno, que lo llevará a viajar durante ocho años por diversos lugares de Europa, siguiendo a hinchas de diferentes equipos de futbol e involucrándose en sus formas poco convencionales de diversión, para llegar a escribir un reportaje que –contrario a todas las expectativas- NO habla de futbol.

En “Entre los Vándalos”, el futbol pasará a convertirse en contexto y personaje secundario de la narración. Las acciones y eventos que se desarrollan a lo largo de la historia o historias que se encuentran en el libro, podrían desarrollarse alrededor de cualquier otra cosa, un mitin político, o puesto que tal y como diría Bruce Dickinson –vocalista de Iron Maiden- “Un concierto en América Latina, es como tocar para seguidores de Futbol”, un concierto de metal, o de cualquier otro género. Finalmente, nos estamos refiriendo al mismo fenómeno de violencia masiva e incontrolada ¿o no?

Con una narrativa rápida, estructurada y llena de descripciones dignas de una novela de ficción fantástica, la realidad se nos impone como un cuento de hadas desencantado y caótico. Alrededor de los seguidores de los equipos de futbol, coexiste una dinámica social interesante formada por diversas subculturas organizadas y relacionadas con diversas actividades de la vida diaria. Los partidos de futbol son el pretexto de coyuntura para todas ellas, desde la vida policiaca y sus acuerdos tácitos de corrupción, o el ‘National Front’ en su zona favorita para recaudar militantes, pasando por los traficantes de droga y comerciantes de dinero falso, hasta llegar a los periodistas y el show mediático de su fauna social favorita: los inadaptados. Toda una pequeña sociedad alrededor de un solo acontecimiento que resulta secundario: el futbol y sus aficionados, quienes adisgustos con su entorno, están dispuestos a disfrutar del alcohol y el rock ’n’ roll de una violencia efervescente, como el perfecto antiácido para la resaca de la anomia y alienación social.

Bill Bufford describe las acciones de una masa impredecible, mediante el romance de la lírica narrativa, chocando en seco con el hartazgo violento y definido de la realidad más atroz y quizá por eso, la más cotidiana. La masa, descrita como el animal bestial e idiota, pero que también es el culpable de las grandes revoluciones, los cambios sociales y la caída de sistemas políticos e imperios, en otras palabras, describe a la señora sociedad civil, hoy enajenada en los Clubes de futbol. Mismos que se convierten en las nuevas naciones globalizadas y glocalizadas. Nuevas patrias para sujetos desarraigados, que sin importar su situación socioeconómica, buscan conformar una identidad en estos nuevos entes de dominio, constituidos como una empresa que obedece -como todas- al capital de los intereses mundiales. Los himnos erigidos a estas nuevas identidades, conforman un nuevo juego de poder que pocos conocen y que otros además, no quieren conocer o no les interesa hacerlo, pero que da la clave para entender un fenómeno que nació en los ochenta, pero que se ha transformado y ha llegado hasta nuestros días con la misma vigencia.

No, este libro no habla de futbol, habla del comportamiento humano y de la dinámica social, cada vez más alejada de lo denominado político, y a la vez jamás tan envuelta, inconcientemente, por lo político y sus maquinaciones más perversas. Este reportaje, nos obliga a pensar que en cada cántico como “Rule Britania” o “Glory, Glory, Man United” existe un trasfondo que trasciende a cualquier deporte e incluso lo extrapola más allá de la guerra, del imperialismo, o de un nacionalismo exacerbado y xenofóbico; para situarlo dentro de la conformación más íntima del ‘Yo’, en un mundo empecinado en fragmentarlo, diluirlo y desparecerlo. No importa si este proceso ocurre entre las marcas, la política, la música o entre los vándalos, en fin, entre lo que sea. Después de todo, la violencia, el hecho colectivo, es lo que prevalece por sobre el individuo y lo que captura fácilmente a la memoria. Lo que importa, es la insoportable levedad del ser enraizada a sus cimientos más profundos, los instintos y sus pasiones.

“Entre los Vándalos” del periodista norteamericano Bill Bufford, editado por Anagrama en 1991, es ahora uno de esos libros raros como los unicornios, pero si lo encuentra usted en alguna librería, no dude en comprarlo y sobre todo en leerlo. Pues repito, aquí, el futbol es sólo el contexto de una pregunta central ¿Quiénes son los verdaderos vándalos? ¿Los hinchas, la policía, la masa, el sujeto, los ‘hooligans’ o simplemente el contexto social? La respuesta, estimado lector, se encuentra a su consideración.

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