22/06/10

Sentir es distraerse...

Sad I cry está sonando como un eco deslavado, al fondo de la habitación. Giovanna sigue pensando en tragarse sus palabras y regresar a la locura de la incomunicación. Perderse. En otro mundo, en ser esa Otra por un segundo… Esa otra que no sufre, que es una reina, cuyo destino no pende de un hilo a cada respiración, perderse en esa posibilidad de frialdad y dominio, ser aquella que la pretende a cada movimiento: Akasha…
Pér-di-da... esa palabra duele ahora más que nunca. Las realidades sociales y personales se mezclan de una manera inconclusa y perversa. La televisión arroja una semblanza y entrevistas burdas sobre una persona que admiraba. Monsiváis, ‘el intelectual’, [‘el Moncho’ dice ella para sus adentros] ha muerto… hoy alas 2 pm… si no había ánimo de festejos, la luz monótona de la Tv en el cuarto lo confirma… yo no puedo festejar ni hoy ni nunca… pero entonces esa voz de la Otra llega a su cabeza… Brindar por él y todos los que se han ido… Brindar por el sólo hecho de que sigues aquí, y de que lo viste más de una vez hablando con su elocuencia… la vida tiene destinos perversos, hoy es sábado, hay fiesta y la gente muere… ¿no es eso también un ritual caótico?
Enciende un cigarro y piensa que la muerte ha estado muy ocupada últimamente. Todo desde la muerte de Peter, ha sucedido en un devenir de pérdidas irremediables, la más fuerte es quizá la personal, pero no por eso la más importante. Saramago, Monsivais, [ahora también Eloy] se unen a esa lista del no ser más…
No ser más… Giovanna repite esa palabra mientras intenta torpemente plancharse el cabello morado. Un trago al whisky, un antidepresivo más, y la visión en el espejo le parece un tanto extraña. Ella lo sabe, ya no es más ella…
Repite parte de un poema de A. Caeiro, ese otro que no era él y ella ama sea quien sea… Sigue con su rutina establecida para el día, bajará a cocinar e intentará olvidar las pérdidas, ella es una reina y jamás perdió una estrella en el cielo escarlata… La tristeza es la peor asesina pensó, que pasaría si aún existiera… el dolor que sufre sola, se diluye en esa otra… por esa noche ya no es ella… y se dirige a otro mundo…
Dejo el poema:
Si muero pronto,
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letras de molde,
Ruego, si se afligen a causa de esto,
Que no se aflijan.
Si ocurre, era lo justo.

Aunque nadie imprima mis versos,
Si fueron bellos, tendrán hermosura.
Y si son bellos, serán publicados:
Las raíces viven soterradas
Pero las flores al aire libre y a la vista.
Así tiene que ser y nadie ha de impedirlo.
Si muero pronto, oigan esto:
No fui sino un niño que jugaba.
Fui idólatra como el sol y el agua,
Una religión que sólo los hombres ignoran.
Fui feliz porque no pedía nada
Ni nada busqué.
Y no encontré nada
Salvo que la palabra explicación no explica nada.

Mi deseo fue estar al sol o bajo la lluvia.
Al sol cuando había sol,
Cuando llovía bajo la lluvia
(Y nunca de otro modo),
Sentir calor y frío y viento
Y no ir más lejos.

Quise una vez, pensé que me amarían.
No me quisieron.
La única razón del desamor:
Así tenía que ser.

Me consolé en el sol y en la lluvia.

Me senté otra vez a la puerta de mi casa.
El campo, al fin de cuentas, no es tan verde
Para los que son amados como para los que no lo son:
Sentir es distraerse.


Requiescat in Pace a todos aquellos que ya no son y que nunca llegaron a ser…

2 comentarios:

Elena dijo...

Me ha encantado. Muy evocador, las palabras muy bien escogidas para que el texto llegue.
Saludines

Víctor Manuel Ramos dijo...

En nuestros días es posible que las propias palabras salgan de viaje también, porque nunca ha sido tan fácil sacar lo escrito como en esta era digital. De todas maneras, desde siempre, muchos escritores empiezan publicándose a sí mismos. Un cordial saludo.