20/09/12

Come back (?)


Dejar de escribir para un público alrededor de 2 años, para de pronto encender el monitor y dejar correr las teclas no es tarea fácil. Se necesita cierta terquedad, y mucho hábito autodestructivo, para exponerse de nuevo, a pesar de las señales de emergencia. Hace 2 años me di un stand by obligatorio, casi forzado, por mis asesores profesionales que me pidieron rechazar la forma de expresión pública del blog. En su lugar, me pidieron fomentar una expresión individual y privada alejada de la experiencia colectiva que resultan las redes sociales. En otras palabras regresé, por recomendación médica y una triste urgencia de soledad, a mi vieja costumbre de escribir a hurtadillas, a mitad de la noche, y en un viejo cuaderno, sin nada más que el sonido de la pluma rasgando el papel como testigo ciego.
Hace 2 años mi vida estaba en stand by y hoy está en una especie tranquilidad solemne y metódica aguardando la revolución o la monotonía.
Admito que la interpretación hermenéutica de mi vida se vuelve más compleja conforme ésta me avanza. No es que me sobrelleve la experiencia, sino que la información y las herramientas se vuelven poco a poco insuficientes, inexactas y nos encierran en un círculo vicioso de interpretaciones, que al menos en mi intuición siempre son híper-La verdad se define textuadas.
El cinismo como privilegio se ha vuelto mi tarjeta de presentación y no estoy segura de dejarlo tomar tan importante papel, sobre todo cuando la duda y la amargura son sus fieles servidores. No me mal entiendan sigo sin buscar certezas absolutas, pero a veces quisiera tener al menos una posible interpretación de la verdad que denote yo como cercana. Lo anterior, desde luego no se puede dejar al oleaje de la soledad y al individuo, si no a su experiencia en el afuera de su contexto. A la intuición de ese instante que no llega y a la par rebasa, a la noción de tiempo, espera y muerte que lo acompaña en su rumor cotidiano. De ahí devienen estas palabras.
No sé si logre regresar a este tecleo y abandonar a mi actual testigo. Lo único que puedo decir, por ahora, es que hay mucho ruido en mi cabeza… algo así como en la Tumba de José Agustín. Y de lo único que estoy segura, es de mi necesidad de dejarlo gritar afuera, antes de que un disparo o 20 discos de Fionna Apple se vuelvan más allá de necesarios, indispensables.

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