20/09/12

FEED:Rise While you can.


La verdad se define según la RAE como una “conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente. Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. Propiedad que tiene una cosa de mantenerse siempre la misma sin mutación alguna. Juicio o proposición que no se puede negar racionalmente.” Así que básicamente es algo que te deja conforma por falta de argumentos en su contra y eso, desde luego, se queda corto, pero ¿qué haríamos sin la referencia?

“La verdad” puede ser también algo que genera cambio, algo que se crea y se destruye a la par que su  materia se transforma. Me gusta pensar que la principal materia con la que está hecha la verdad es información, y si bien ésta no es su esencia, me agradaría pensar que mediante ésta podemos, así como no queriendo la cosa, dilucidarla a arañazos. Sin matar la duda con la daga de la certeza. ¿Cómo podemos tener la certeza de algo?

FEED escrito por Mira Grant, es una buena manera de poner en juego estas preguntas trascendentales, mientras lleva a sus personajes a situaciones límite dentro de la historia. Feed es el primer libro de una saga llamada NewsFlesh y cuyo tópico es considerado por muchos como el de Zombies. Sí, zombies. Pero lo mejor de un libro de Zombies, es que deje a estos a un lado y te lleve por lugares menos comunes. Georgia y Shaun Mason son los guías turísticos de esta nueva realidad donde el contexto empuja a enfrentar y vivir de manera natural las más extremas circunstancias: la política, los medios de información masiva y por supuesto, la posibilidad de convertirse en zombie en cualquier momento.

No quiero decir mucho respecto a la trama de este libro, no sólo por ahorrarles los spoilers (que en realidad aunque los tuvieran, lo digo por experiencia, lo disfrutarían igual y quedarían igualmente devastados al final) sino porque es tan disfrutable que verdaderamente me reservo el derecho a dar mayor información fuera de la estrictamente necesaria para establecer el referente de por qué este libro merece la pena ser leído.

Ya pasaron 2 generaciones desde la terrible apocalipsis Zombie, las personas en el 2040 ya socializaron esta nueva condición de peligro latente dentro de sí mismos y también como una amenaza externa persistente en zonas no protegidas. Estos nuevos seres, provocados en parte por la genialidad y parte por la estupidez del ser humano, tienen reglas costumbres y se adaptan al mundo a su alrededor, tanto como los humanos que han sobrevivido a ellos. Sí, este libro sí dice cómo que es que se llegó a este nivel de adaptación y de dónde provienen los Zombies, pero no se los diré. A cambio, les digo que eso es parte del sumo cuidado con el que este libro y su universo fueron construidos. Cada personaje, escenario y escena, claramente hipotética, que este libro plantea está perfectamente bien fundamentada, explicada y maravillosamente bien contada.

El mundo ha cambiando de manera apresurada y con él los medios informativos. Este tema es justo el que la autora explora, y explota, con un talento sorprendente. Puede que el contexto cambie y este sea un libro de Ficción ambientado en el futuro y nada más. Sin embargo, con la debida distancia, éste parece una fotografía polaroid de lo que ocurre en los medios en el presente, y no sólo electrónicos sino también los tradicionales. La manera en que Grant narra el apasionamiento de estos hermanos periodistas y su desarrollo profesional mediante sus tragedias personales es sólo el pretexto que descubre las mismas historias de ayer y hoy bajo una nueva perspectiva: enredos políticos, corrupción, ambición, fanatismos religioso, activismo-terrorismo, intereses personales y un fuerte debate sobre la responsabilidad de aquel que da las noticias y los intereses del bien común aderezado con la pregunta ¿cuál debería ser el bien común según los diversos involucrados?

Los huecos argumentales, cuando existen, son los necesarios para generar suspenso en la serie, (Recuerden que la serie NewsFlesh tiene 3 volúmenes) pero nunca son miserablemente obvios o molestos como para que pienses que alguna cosa es un truco de magia o no está justificada. La narrativa es simple, pero certera y brutalmente descriptiva. Lo suficiente para sumergirte dentro de la historia hasta que prácticamente eres un observador participante en los hechos de la misma. Se agradece y mucho.

Siempre he sostenido que lo que más me gusta de Anne Rice como escritora es su facilidad para lograr que lo sobrenatural formara parte de una realidad especifica, su precisión por el contexto histórico y su fascinación por tratar cuestiones meramente humanas a través de personajes tan extraordinarios. Mira Grant hace lo suyo a través de sus personajes, insertados de manera fantástica en un mundo de ficción pero probable,  desenvolviéndolos en un contexto donde los Zombies son el leit motive de la historia, pero no “la Historia.” Si esta analogía Grant-Rice no les dice lo mucho que me gustó el libro, no me explico cómo podrían entenderlo.

El planteamiento de la búsqueda por la verdad y el precio a pagar por ella, deja en el libro una sensación de desamparo, pero también la posibilidad de una esperanza. Nada está fuera de lugar en este libro, nada, ni siquiera los zombies. Todo es un rompecabezas cuyas piezas ves encajar poco a poco y a la perfección, no sólo en su metarelato, sino con el nuestro. Ficción o no, es tiempo de plantear las preguntas correctas ¿qué estás dispuesto a pagar por conocer la verdad? ¿Vale la pena?

El final sólo se acompaña de una declaración política clara, un mensaje difícil de ignorar una vez que puedes comprender el trasfondo de los deseos más rudimentarios y sórdidos del alma, puramente humana, que manejan los personajes en su compleja psicología:

Levántense mientras puedan…





Seguiré informando sobre los siguientes libros de esta serie 
Página de la autora: http://www.miragrant.com/

Come back (?)


Dejar de escribir para un público alrededor de 2 años, para de pronto encender el monitor y dejar correr las teclas no es tarea fácil. Se necesita cierta terquedad, y mucho hábito autodestructivo, para exponerse de nuevo, a pesar de las señales de emergencia. Hace 2 años me di un stand by obligatorio, casi forzado, por mis asesores profesionales que me pidieron rechazar la forma de expresión pública del blog. En su lugar, me pidieron fomentar una expresión individual y privada alejada de la experiencia colectiva que resultan las redes sociales. En otras palabras regresé, por recomendación médica y una triste urgencia de soledad, a mi vieja costumbre de escribir a hurtadillas, a mitad de la noche, y en un viejo cuaderno, sin nada más que el sonido de la pluma rasgando el papel como testigo ciego.
Hace 2 años mi vida estaba en stand by y hoy está en una especie tranquilidad solemne y metódica aguardando la revolución o la monotonía.
Admito que la interpretación hermenéutica de mi vida se vuelve más compleja conforme ésta me avanza. No es que me sobrelleve la experiencia, sino que la información y las herramientas se vuelven poco a poco insuficientes, inexactas y nos encierran en un círculo vicioso de interpretaciones, que al menos en mi intuición siempre son híper-La verdad se define textuadas.
El cinismo como privilegio se ha vuelto mi tarjeta de presentación y no estoy segura de dejarlo tomar tan importante papel, sobre todo cuando la duda y la amargura son sus fieles servidores. No me mal entiendan sigo sin buscar certezas absolutas, pero a veces quisiera tener al menos una posible interpretación de la verdad que denote yo como cercana. Lo anterior, desde luego no se puede dejar al oleaje de la soledad y al individuo, si no a su experiencia en el afuera de su contexto. A la intuición de ese instante que no llega y a la par rebasa, a la noción de tiempo, espera y muerte que lo acompaña en su rumor cotidiano. De ahí devienen estas palabras.
No sé si logre regresar a este tecleo y abandonar a mi actual testigo. Lo único que puedo decir, por ahora, es que hay mucho ruido en mi cabeza… algo así como en la Tumba de José Agustín. Y de lo único que estoy segura, es de mi necesidad de dejarlo gritar afuera, antes de que un disparo o 20 discos de Fionna Apple se vuelvan más allá de necesarios, indispensables.

22/06/10

Sentir es distraerse...

Sad I cry está sonando como un eco deslavado, al fondo de la habitación. Giovanna sigue pensando en tragarse sus palabras y regresar a la locura de la incomunicación. Perderse. En otro mundo, en ser esa Otra por un segundo… Esa otra que no sufre, que es una reina, cuyo destino no pende de un hilo a cada respiración, perderse en esa posibilidad de frialdad y dominio, ser aquella que la pretende a cada movimiento: Akasha…
Pér-di-da... esa palabra duele ahora más que nunca. Las realidades sociales y personales se mezclan de una manera inconclusa y perversa. La televisión arroja una semblanza y entrevistas burdas sobre una persona que admiraba. Monsiváis, ‘el intelectual’, [‘el Moncho’ dice ella para sus adentros] ha muerto… hoy alas 2 pm… si no había ánimo de festejos, la luz monótona de la Tv en el cuarto lo confirma… yo no puedo festejar ni hoy ni nunca… pero entonces esa voz de la Otra llega a su cabeza… Brindar por él y todos los que se han ido… Brindar por el sólo hecho de que sigues aquí, y de que lo viste más de una vez hablando con su elocuencia… la vida tiene destinos perversos, hoy es sábado, hay fiesta y la gente muere… ¿no es eso también un ritual caótico?
Enciende un cigarro y piensa que la muerte ha estado muy ocupada últimamente. Todo desde la muerte de Peter, ha sucedido en un devenir de pérdidas irremediables, la más fuerte es quizá la personal, pero no por eso la más importante. Saramago, Monsivais, [ahora también Eloy] se unen a esa lista del no ser más…
No ser más… Giovanna repite esa palabra mientras intenta torpemente plancharse el cabello morado. Un trago al whisky, un antidepresivo más, y la visión en el espejo le parece un tanto extraña. Ella lo sabe, ya no es más ella…
Repite parte de un poema de A. Caeiro, ese otro que no era él y ella ama sea quien sea… Sigue con su rutina establecida para el día, bajará a cocinar e intentará olvidar las pérdidas, ella es una reina y jamás perdió una estrella en el cielo escarlata… La tristeza es la peor asesina pensó, que pasaría si aún existiera… el dolor que sufre sola, se diluye en esa otra… por esa noche ya no es ella… y se dirige a otro mundo…
Dejo el poema:
Si muero pronto,
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letras de molde,
Ruego, si se afligen a causa de esto,
Que no se aflijan.
Si ocurre, era lo justo.

Aunque nadie imprima mis versos,
Si fueron bellos, tendrán hermosura.
Y si son bellos, serán publicados:
Las raíces viven soterradas
Pero las flores al aire libre y a la vista.
Así tiene que ser y nadie ha de impedirlo.
Si muero pronto, oigan esto:
No fui sino un niño que jugaba.
Fui idólatra como el sol y el agua,
Una religión que sólo los hombres ignoran.
Fui feliz porque no pedía nada
Ni nada busqué.
Y no encontré nada
Salvo que la palabra explicación no explica nada.

Mi deseo fue estar al sol o bajo la lluvia.
Al sol cuando había sol,
Cuando llovía bajo la lluvia
(Y nunca de otro modo),
Sentir calor y frío y viento
Y no ir más lejos.

Quise una vez, pensé que me amarían.
No me quisieron.
La única razón del desamor:
Así tenía que ser.

Me consolé en el sol y en la lluvia.

Me senté otra vez a la puerta de mi casa.
El campo, al fin de cuentas, no es tan verde
Para los que son amados como para los que no lo son:
Sentir es distraerse.


Requiescat in Pace a todos aquellos que ya no son y que nunca llegaron a ser…

24/05/10

Te voy a contar un cuento...

Este cuento, se forma a partir de un ejercicio catártico para una clase. Su intención es mediante la narración representar la Experiencia interior de George Bataille. Este libro da para mil ensayos solo, sin embargo no puedo sino abrir un paréntesis y citar el párrafo que le dio movimiento a mi escritura, lo que me impulso, quisiera yo o no, a contarte un cuento…

“El torbellino duradero que te compone choca con torbellinos semejantes con los que forma una vasta figura animada con una agitación mesurada. Pero vivir significa para ti no solamente los flujos y los juegos huidizos de luz que se unifican en ti, sino los transvases de calor o de luz de un ser a otro, de ti a tu semejante o de tu semejante a ti (incluso en este instante en que me lees, el contagio de mi fiebre que te alcanza): las palabras, los libros, los momentos, los símbolos, las risas no son sino otros tantos caminos de ese contagio, de esos transvases. Los seres particulares cuentan poco y encierran inconfesables puntos de vista si se considera lo que cobra movimiento, pasando del uno al otro en el amor, en trágicos espectáculos, en los transportes de fervor. Así que no somos nada, ni tú ni yo, al lado de las palabras ardientes que podrían ir de mí hacia ti, impresas en una cuartilla: pues yo no habré vivido más que para escribirlas, y, si es cierto que se dirigen a ti, tú vivirás por haber tenido la fuerza de escucharlas. (Igualmente, ¿qué significan los amantes, Tristán, Isolda, considerados sin su amor, en una soledad que los abandona a cualquier ocupación vulgar?, dos seres pálidos, privados de lo maravilloso; nada cuenta más que el amor que los desgarra a ambos.)


Te voy a contar un cuento que nace de mis silencios. Su final, irremediable, irreversible, lo vuelve trágico, no por eso menos feliz. Es necesario, empezar por un principio que no siempre fue así, sino que transmutó en uno, por necesidad, cuando su final se hizo evidente. Sus personajes no son lo importante, sus acciones los llevan a principios y finales cada vez más enredados. Esto trata de una búsqueda, una sin pies ni cabeza, una búsqueda de lo imposible a través del amor. Érase una vez la historia sin fin en el país de las maravillas:

El saber que se otorga después de cruzar el umbral de la locura, de vez en cuando nos desgarra al traspasar el otro lado del espejo. Siempre tuve acceso a ambos lados, pero ese día arrojé la llave lejos. Fuera de toda lógica, comencé a buscar en la locura un refugio a mis pensamientos. Un manchón de tinta se convirtió en la madriguera del conejo. Caí profundamente y me volví presa de un deseo.

-Mírame, todo comienza con una mirada-

Mientras caigo siento el viento profundo del vértigo que me desfigura. Yo no soy yo, me hundo en este vértigo de vacío, me rompo y me rehago, pero nunca como era, nunca como debería ser. Escucho el crujir de las hojas al moverse, la humedad de la que me vuelvo presa se enreda en mis manos, en mi pelo, no hay esperanza, sino movimiento y caigo, profundamente caigo. Mis oídos se llenan de ruidos insolentes que se mezclan con el zumbar del viento, detecto incluso voces de otros que no me ven y que no expulsan el grito ahogado que me engulle. Intento nombrarte, desapareces en la realidad de mis palabras, ya no estás. Toqué el suelo en un golpe reacio, seco, hay dolor pero no es suficiente, estoy mareada.

Estoy aquí, viva, o eso creo, debe ser. Tengo una cabeza, dos ojos, dos piernas, dos manos, una boca; no sé si esos miembros son míos o de alguien más. Mis pies conservan sus botas, mi vestido está húmedo, se extiende entre el lodo, todo está en su lugar, salvo la luz que me deslumbra. Intento cubrir mis ojos, pero en lo profundo de la madriguera la luz es cada vez más brillante, veo los colores, necesito pintar para reconocerme. ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿A dónde voy?

-Seguiré a tus ojos-

Mi razón se sacude, pero se encuentra adormilada, siento el lodo entre mis manos e intento ponerme de pie. Camino un tanto y llego a un lugar con aparente sombra. Me siento y desdibujo algo en el lodo de colores. La textura en mis manos me obliga a sentir que te escapabas ¿cómo verte entre tanta luz? Mi presencia ahí era oscura, pero limitada, veía el rojo mezclarse con el azul para resaltar una gama de violetas. Utilicé el pincel, los dedos, las acuarelas, todo lo que tuve a mi alcance para darme forma y encontrarte. Pinte con las raíces de un árbol tirado, busqué un espejo, pero mi reflejo ni en el agua era claro. Seguí fiel a mi tarea de la pintura, hice mezclas y busqué más cromatismos que me diluyeran en el papel. Todo fue en vano, ese intento de autorretrato insistía en reflejar a ese otro que no era yo. Dejé ir a los colores

-Búscame, hoy no me encuentro-

Los paisajes en los que me encontraba eran sombríos, lúgubres, pero igualmente hermosos. Descripciones dignas de Baudelaire, con cadáveres putrefactos que exudaban la belleza de la muerte. Me dejé llevar por un riachuelo, buscando inconsolablemente el mar. Quiero abismarme en el mar, quiero hundirme en sus profundidades, en su vacío que me llama, en su negrura infinita, en ese silencio sordo que lo vuelve todo transparente a la vez que el agua se vuelve más densa. Quiero sumergirme en las profundidades de mi alma ardiente, fría como el mar que deseo.

Caminé y caminé, como en los cuentos que tú me contabas. Niña ciega a la orilla de un riachuelo de lágrimas que poco a poco aumentaba sus caudales. En mis manos ya no llevaba los pinceles, sino mi corazón para teñir de rojo sangre la tierra. Surtió efecto, en algún punto, sin darme cuenta, la arena ya era roja. Uno crea el espejismo del ser por el que se apasiona y lo ama por eso. Yo sentí crecer la pasión en mí como hielo seco. Era una pasión fría fulminante. La luna fue el espejo de esa pasión y se volvió enorme, roja como un sol al atardecer. Roja, como mi corazón que se vaciaba por mis manos. Roja, como mis pupilas al contemplarla.

Pero el abismo hacia más intenso su llamado. Me sumergí y me dejé fluir con el oleaje, me deje llevar, y me sentí perdida de nueva cuenta, regresé a la superficie para ver a esa luna roja sobre el mar oscuro. Cuando la vi, ya de nuevo sobre la arena de la isla en la que me encontraba, lo sabía, lo supuse, llegaba a mi destino.

-Cuéntame un secreto-

Te vi a lo lejos, estabas cansado, llegabas de un viaje largo. Presentí tu ausencia y quise ponerlo todo en juego. Vi tu foto en un cajón vacío, abandonado a la orilla de la tierra roja. Al cerrarlo, se cerraron también mis ojos, pude sentirte pero jamás te volví a ver. Mis ojos se cegaron ante tu huida, guardaron un silencio parecido al de las tumbas que antes visitábamos con familiaridad y parecían cantarnos.

¿Por qué te fuiste? Supe el secreto de tu corazón y de inmediato quise arrancarlo de mí para quedarme en su ignorancia. Abismarme en ella. Glorificar mi estupidez humana. Fue imposible, tu corazón lo dijo todo a mi corazón herido. Él fue tan necesario en su rechazo, tan contundente y sin embargo lo espero cada noche para fundirnos en un abrazo, en el goce eterno y efímero de nuestros cuerpos. Quisiera absorberle hasta su muerte.

Aunque la muerte es hoy lo que nos ronda la mirada. Alguna vez fuimos sentido. Pero no podíamos serlo por siempre ¿volveremos a serlo? Lo mas seguro es… la duda me toma la mano y me lleva de paseo. Lo mejor es perderse en el sinsentido de la angustia y el amor incomunicado, loco, a fuerza de su huida. Loco por incomunicarse, por ceder ante el deseo de callarlo todo. Y Altazor cae de las estrella hacia el infinito; fantasma oscuro del amor incomprendido.

Y sin embargo, yo te amo, mi pasión no es nada, pero tú te vas con el deseo por la mañana; te vas con esa ilusión y me despojas de su existencia, abres el cerrojo de la muerte y le das entrada a la más profunda de las desesperaciones, aquella que de sólo nombrarla desaparece. Al despertar, la angustia será la única presencia que me quede. Esta razón de la catástrofe me mueve a la pérdida de los sentimientos, de la luz ilusoria de mi amor de objeto, de mi yo fuera de ti. Te extraño y la angustia regresa

Te amaría con mi condena pero te me escapas por la tinta, te sudo y entonces para poseerme, huyo con tu deseo, pero sigues sin ser mío, te vuelves ajeno y quiero amarte para olvidarte luego. Mi arrobo fue sentir que regresabas, sentí la angustia pero fue una ilusión. Tú te fuiste sin encanto o hechizo que te detuviera, para retenerte no hubo mar, o lágrima que te trajera de vuelta. Quédate, no me incendies con tu recuerdo, prefiero que explotemos juntos hasta ser cenizas.

-Poséeme hoy y aléjate mañana, sigo aquí con cada luna-

Este no saber se me escapó, salí corriendo de la angustia, antes de morir en un sueño ardiente. El miedo me hizo mella y me desplomó. Abandoné verdades y esperanzas aunque redoblo las apuestas, por mero hábito… Todo o nada. Quiero forzar el lenguaje para que diga algo que me es inexpresable. Creí haber salido del espejo, así que caminando, sólo me interné más en el laberinto que se me abría paso entre la arena. Pensé que seguir y jugar un rato, no era peligroso, sus paredes eran bajas y supuse de manera ingenua que podía llegar al centro y de regreso, saltando los obstáculos que se imponían como fantasmas transparentes. Estaba equivocada.

Apenas me interné, las paredes del laberinto se hicieron de palabras impenetrables. Los fantasmas de pronto abandonaron su humor translucido, para volverse sólidos como la desesperación que me embriagaba. Me pierdo en el laberinto de palabras, de lenguajes artísticos, estoy perdida, no me encuentro, me escapo del ser entre mis ojos. Soy Ariadna en el laberinto, soy yo perdida entre las madrigueras profundas de mi inconciencia y mi razón desgarrada. Amo estar perdida aunque esté sin ti, aun pienso que Dionisio podría salvarme. Aún pienso que saldré de este laberinto. Aún pienso, y al parecer ese es todo mi problema, porque los pensamientos sobrecargan la tensión del hilo que me une a la salida. No hay más que reflejos, no hay saber, y aferrarse al conocimiento es igual a morir sin saber. Sapere Aude et Sapere Nihil est.

El hilo se ha roto. Estoy sola, sin Teseo o Dionisio, en el laberinto de mi angustia. No hay sortilegio que me saque de aquí. Desconozco cualquier sentido. Lo desconozco todo y regresa el movimiento. Vértigo de movimiento, no somos lo que somos porque lo hemos cambiamos. Lo gozo porque no es tan malo, porque ser objeto de odio me ilumina en tu mirada que perdí como objeto de amor. Estoy girando, mi cabeza rueda en ominoso sacrificio. Ya no soy más, y me confundo con la tinta que me abisma en este mar de palabras.

-Mírame, me voy, desaparezco-

La isla desapareció en la marejada del recuerdo. Las letras se volvieron manchas de tinta desdibujando las palabras que componían al laberinto. A lo lejos, desde arriba o desde el fondo de mar, según la perspectiva éste cobraba forma o negrura a los ojos de la luna, que lo confundía con la nada de sus mareas.

Me miro en el espejo y encuentro un gesto devastado que no se refleja en el autorretrato que dibujaron mis lágrimas en la arena. Miré los ojos en el papel y comprendí estar desnuda frente al infinito, nada contenido, nada continente, la nada absolutamente n-a-d-…

-Dame tu mano, necesito anclarme o ya no seré más-

Cuando regresó al país de las maravillas, Alicia podía oler la hierba recién cortada. Giraba con gran velocidad sobre su eje. Podía sentir el pasto cortado y húmedo sobre sus plantas desnudas, se deleitaba con la sensación áspera pero flexible de las espinillas verdes al hundir en ellas sus pisadas, ella reía. Sí, todo parecía ser agradable, el sol brillaba sobre su cara. La gente seguía riendo en la calle y todos caminaban sin prisa o pretensiones, todos estaban conformes. Cayó mareada, demasiadas vueltas. Abrió los ojos para ver el cielo azul resplandeciente que aun giraba sobre ella. Todo tiene una distinta perspectiva cuando estas en el suelo. Desde el fondo, todo es más estilizado de lo que es en realidad. Su respiración era agitada, acaso por la fuerte emoción que sentía. No le hacia falta nada.

A lo lejos el cielo pareció nublarse. El gris de unas nubes violentas daba paso pequeños ases de luz incandescente. Se escuchaban rayos y el cielo sin luna se iluminaba por instantes, como un cerebro al hacer sinapsis. Una tormenta eléctrica, pensó. Su emoción era pacífica, nada podía opacarle el paisaje y el resplandor de la felicidad con que veía el mundo. El viento frió soplaba en su cara, el maravilloso murmullo de tiempos anteriores y besos de fantasmas, pasaron desapercibidos. Un poco de lluvia no le vendría mal. No le preocupaba que su lindo vestido se ensuciara o deslavara, ni siquiera estar descalza; aquí en el país de las maravillas todo es al revés.

Los truenos eran más fuertes ahora. De pronto parecían palabras ensordecedoras, no había manera de explicarlo, ni refugio a la vista. El vértigo aún era muy fuerte como para intentar escapar. El agua había comenzado a manchar su vestido de un líquido rojo, lo deshacía poco a poco, sus pies se hundían en el fango. No, no era la lluvia Alicia lloraba, tenia sangre en el rostro, en las manos donde antes había tinta, en los ojos que antes reían.

-De vuelta al mundo: existe, existe, existe… -

Con el existir llegó una punzada dolorosa, violenta, aguda e indefinida. Alicia miró al cielo: la oscuridad y la noche. No supo lo que pasaba, pero en ese no saber lo conoció todo…

De vuelta en el mundo las lágrimas ya no dejaron de caer, ya nada volvería a ser como antes o al revés. Su vestido quedó sepultado en una tormenta de nieve, que de pronto se hacía tinta y lo inundaba todo de nuevo.

Cuando llega el ojo del huracán, no puede evitar preguntarse:

-¿A dónde se fue la lluvia?-

09/05/10

Un te quiero ya no es suficiente


Un te quiero ya no es suficiente
Busque en las mareas de mi luna la respuesta a mi corazón desdoblado,
encontré desiertos y trozos de palabras muertas que se quedaron en silencio.
La serpiente, fiel guardiana de mis ilusiones perdidas,
esconde su cabeza esperando atacar mi corazón.
Bendita sería su mordida si con ella llegara el olvido.
La luz ya no brilla en este espacio,
los desiertos se volvieron acantilados de humo:
Un abismo oscuro
Abandoné la búsqueda de la verdad porque la encontré de pronto
y me despreció con su mirada.
Dos puñales fueron sus manos acariciando mi cabeza
y su ardiente lengua quemó mi deseo con un beso fatal…
Después del terremoto en mi tierra roja y del maremoto que lo acompañó opacando mi alma,
todo se tiñó de negro con el poder de un beso envenenado.
Quedaron muertas las pasiones y mi luna agoniza con el recelo de la duda.
Las palabras ya no le consuelan y un te quiero ya suena vacío.
La serpiente sigue agazapada robando una luz que no es suya,
jamás la usé por que no quería perder su significado,
ahora me doy cuenta que las palabras que protege, jamás fueron mías…

08/05/10

Ecos

Escúchame…
Soy el silencio

Siénteme…
Soy la nada

Mírame…
Soy el viento

Bésame…
Aunque no pertenezcas a la fantasía
Aunque tu piel sea sensible
Aunque tu voz se escuche
Bésame…

Te prometo algún día ser como tú
y derramar tus lágrimas,
a cambio de este día.

No me olvides…
Yo también,
te extraño.

07/05/10

Un poema absurdo

¿Y si escucho tus colores, también se los llevará el viento, dando suspiros pálidos y acromáticos?

¿O los deslavará la lluvia conciente de su olvido?

¿Para qué escuchar colores que jamás estarán en un lienzo?

¿Para que buscar la tonalidad en lo que ya se volvió negro, de tantas mezclas insensatas?

¿Y si tú y yo fuéramos grises, ya no nos escucharíamos?

¿Y si tan sólo yo dejo de escucharte, serás tú el que se vuelva gris?

¿O seguirás radiante, coloreado por tu angustia?

Será mejor buscar más colores que se destiñan en silencio,
Hay mucho ruido cromático por aquí...para diluir el alma