20/06/07

De recuerdos y transformaciones


Acabo de salir a caminar por un lugar que hace años no pisaba: el antiguo deportivo, donde solía practicar hockey sobre ruedas.
Todo ocurrió por que quería un cigarro, eso me llevó a querer fumarlo bajo la lluvia y eso a su vez, a caminar un rato.
Salí de mi casa, vestida de negro, con gabardina y botas ¿qué más se necesita para mojarse a gusto? No mucho, un poco de música, así que saqué el ipod y me fui… cuando me vi en aquella pista, de pronto sentí el peso de años sobre mis ojos. Cuando yo entrenaba, ese lugar no era más que un pedazo de tierra, con una pequeña pista pavimentada donde patinábamos entre piedras y vidrios rotos. Hoy, ya hay un medio tubo , una pista decente y además, varios rieles. Con el diluvio, desde luego, el lugar estaba solo, pero de pronto ecos llegaron a mis oídos, ruedas a toda velocidad y gritos, Akasha!, Moonskate! Atención ala izquierda!—Viejos apodos.
Hacía años que ni en mi cabeza pasaba el segundo. Akasha, en cambio, se convirtió en mi segundo nombre. Mientras fumaba el cigarro, todo parecía ser claro y como en aquella época, hasta que la visión de mi ropa cambió por completo el pensamiento… como pasé de ser un niño en disfraz, a una mujer en gabardina y botas con uñas largas?
En ese tiempo ni siquiera lo hubiese pensado así. Parecer algo que no fuese hombre estaba prohibido, y ahora, me debato entre el desapego total y la necesidad de una lagartija que me saca la sonrisa aunque me rasguñe y me ignore.
Sybila es más feliz admirando el paisaje que viéndome, creo que tenemos demasiado en común.
Regresando a mis tiempos como jugadora, de pronto pensé en como conocí a Zero, y en todo lo que pasó después, incluidos los corazones rotos y las amistades distanciadas. Pensé también, en mis amigos y el destino tan diferente que nos aguardaba a cada uno de nosotros. Seguramente, ninguno lo hubiese aceptado del todo, si las circunstancias no nos hubiesen cambiado por separado y por completo.
Sopor Aeternus está en mis bocinas, y mi cara esboza una sonrisa culpable, hacia años que no lo escuchaba y para ser sincera, hace ya bastante también que no me ponía una gabardina, pero debo admitir que se siente muy bien.
Ya me acabé no uno sino 4 cigarros y estoy francamente empapada, decido que es momento de regresar a mi casa y varío un poco el camino usual, para hacerlo más largo… Me encuentro con L. un viejo compañero de la época. Le sonrío y alzo la mano mientras digo hola… Suelta una sonrisa y me dice: ¡Nos vemos, Akasha! Dudo volver a verlo pronto, dudo siquiera que recuerde que mi nombre no es Akasha; pero eso es irrelevante. Va con su esposa y su hijo, van caminando rápido y no quieren mojarse, yo sigo al mismo paso…
Bueno, asumo que después de todo, algunas cosas no cambian…

1 comentario:

neto dijo...

Lluvia, tabaco, recuerdos...buena musica...es una experiencia perfecta...